miércoles, 3 de abril de 2013

¿Y si también quebraran los paraísos fiscales?

Miguel Ángel Mayo
Mientras Tanto
 
En plena crisis financiera internacional, con problemas endémicos por parte de la mayoría de los países para controlar su déficit público de la deuda y bajo la amenaza constante de recortes presupuestarios en prestaciones sociales básicas —educación, sanidad, desempleo, jubilaciones...—, la sociedad en su conjunto demanda una acción contundente y eficaz de los gobiernos frente a una de las mayores lacras de la economía: la evasión de capitales hacia paraísos fiscales.

Historia
El origen de los paraísos fiscales se remonta a finales del siglo XIX, cuando el estado estadounidense de Nueva Jersey decidió rebajar sus tipos impositivos con el objetivo primordial de “atraer más industria a la región”.

Cabe hablar en ese momento del “inicio de la competencia fiscal por razón de territorio” y fijarnos de inmediato en el cambio en el panorama de estos paraísos fiscales, donde la existencia de una actividad económica industrial real brilla por su ausencia.

Por su parte, Europa —concretamente Suiza— comenzó a ofrecer beneficios fiscales y a instaurar mecanismos de opacidad a finales de la Primera Guerra Mundial, siendo el verdadero detonante de este tipo de centros la posibilidad ofrecida por el Banco de Inglaterra de permitir depósitos en moneda nacional fuera de sus respectivos países. Es en ese momento cuando se desarrolla una industria financiera en territorios como las Islas del Canal, las Islas Caimán, etc.

Podemos distinguir, no obstante, dos épocas diferenciadas respecto a estos establecimientos: entre los años cincuenta y los noventa, en que se conocía la existencia de estos centros pero ningún país los denunciaba explícitamente —pudiendo incluso publicitar de forma legal sus servicios financieros—, y finales de los años noventa, fecha en que los estados miembros de la OCDE publicaron una lista con todos los países responsables de tales operaciones......

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