Octavio Rodríguez Araujo
La Jornada
En España un grupo de indignados mostró una manta (octubre de 2011) que decía:
No somos ni de izquierda ni de derecha, somos los de abajo y vamos a por los de arriba. Esta expresión se ha puesto de moda sin tomar en cuenta la heterogeneidad de los de abajo y de los de arriba. Ha sido empleada incluso como argumento para descalificar la geometría política
izquierdas y derechasy acreditar
el arriba y el abajocomo si esto fuera mejor y más novedoso. Los zapatistas, por cierto, han preferido hablar de
arriba a la derechay
de abajo a la izquierda, con lo que se recuperan dos geometrías: la tradicional izquierda-derecha y la
nuevaabajo-arriba. Aun así los conceptos siguen siendo imprecisos. No es lo mismo referirnos a los de abajo como sinónimo de víctimas de los de arriba que aludir a los de abajo en movimientos de protesta contra los de arriba. Si un político o un partido dice
Arriba los de abajo(PRT-1982) o
Primero los pobres(CPBT-2006), no está haciendo distinción racial, religiosa, política o de género. La propuesta de ambos lemas era atender las necesidades más apremiantes de los pobres y mejorar sus condiciones de vida, sin distinciones. Si se trata de movimientos de protesta los matices cobran importancia, y aquí sí interesan las diferencias entre los de arriba y los de abajo, pues no todos los de abajo son de izquierda ni todos los de arriba son de derecha.
en contra de los de arriba, desde Seattle hasta los indignados de España y otros países, han coexistido personas y grupos de derecha con otros de izquierda, pues unos y otros han sido víctimas de la brutal concentración de capital que ha favorecido como nunca las políticas neoliberales en el mundo......
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