Katherine Fernández
Rebelión
Hace tan solo medio siglo nadie hubiera imaginado que estaríamos
discutiendo con tanta prioridad en la agenda mundial un concepto tan
elemental como el vivir bien hasta el punto de parecer que estamos
cayendo en el absurdo de la obviedad.
Pero el vivir bien se
plantea como una recuperación de emergencia frente al colapso climático
planetario que estamos atravesando. Cuando las Naciones Unidas
determinaron que los causantes son el libre mercado, la libre industria y
el consumo acelerado del primermundismo, se empezó a reflexionar sobre
la alternativa, qué elección tenemos. Ahí es que surgió este vivir bien
de la cosmovisión extinta de los pueblos predominantemente rurales que
se relacionaron de manera natural con la tierra, la selva, los animales,
el agua ya sea por la agricultura, la recolección, la pesca o la
convivencia.
El daño más significativo que nos hemos hecho
siempre los seres humanos es pensar que somos el centro del mundo, a
esto se llama antropocentrismo, pensar el mundo a partir de la
humanidad. A pesar de que alguna vez existió el vivir bien, en ninguna
parte del mundo pudimos frenar el avasallamiento de los espacios de
vida, desplazando siempre a las otras especies, cuando no depredándolas y
no necesariamente para cubrir requerimientos humanos básicos, sino
principalmente para expandir el dominio, ya sea sobre otros grupos
sociales o sobre territorios.....
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