Leonardo Boff.
Adital
La realidad mundial es compleja. Es imposible hacer un balance unitario.
Voy a intentar hacer uno referente a la realidad macro y otro a la micro. Si
consideramos la forma en que los dueños del poder se están enfrentando a la
crisis sistémica de nuestro tipo de civilización —organizada sobre la base de
la explotación ilimitada de la naturaleza, la acumulación también ilimitada y
la consecuente creación de una doble injusticia: la social con sus perversas
desigualdades a nivel mundial, y la ecológica con la desestructuración de la
red de la vida que garantiza nuestra subsistencia—, y si tomamos como punto de
referencia la COP 18 realizada en este final de año en Doha (Qatar) sobre el
calentamiento global, podemos sin exageración decir: estamos yendo de mal en
peor. De continuar por este camino, vamos a encontrarnos, a no tardar
mucho,delantede un «abismo ecológico».
Hasta ahora no se han tomado las medidas necesarias para cambiar el
curso de las cosas. La economía especulativa sigue floreciendo, los mercados
son cada vez más competitivos —lo que equivale a decir cada vez menos
regulados—, y la alarma ecológica, materializada en el calentamiento global,
dejada prácticamente de lado. En Doha sólo faltó dar la extremaunción al
Tratado de Kyoto. Irónicamente se dice en la primera página del documento final
que nada resolvió, pues pospuso todo para 2015: «el cambio climático representa
una amenaza urgente y potencialmente irreversible para las sociedades humanas y
para el planeta, y este problema necesita ser afrentado con urgencia por todos
los países». Y no está siendo afrentado. Como en los tiempos de Noé,
continuamos comiendo, bebiendo y recogiendo las mesas del Titanic que se hunde,
escuchando todavía la música. La Casa está en llamas y mentimos a los otros diciendo
que no lo está. ....
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