Albert Recio Andreu
Mientras Tanto
Un lector habitual de mientras tanto nos envió una carta
preguntando por qué en la entrega de diciembre no habíamos hablado de la
huelga general del 14 de noviembre. Ciertamente fue una respuesta
social importante, mucho más masiva de lo que podía esperarse de una
campaña de movilización a medio gas, sin un objetivo tan claro como la
del pasado marzo, cuando aún podía estar en juego la reforma laboral.
Si algo ha mostrado la huelga es por un lado la capacidad de
convocatoria de las organizaciones sindicales y, por otro, un
sentimiento generalizado de estafa social con las políticas que se están
llevando a cabo. El mismo sentimiento de indignación que se encuentra
bajo la mayor demanda de soluciones para las personas con deudas
hipotecarias o, más recientemente, en la impresionante respuesta social
ante el anuncio de la privitización de la sanidad de Madrid.
Para millones de personas, resulta cada vez más evidente que estamos
ante un verdadero proceso de involución capitalista que pone en cuestión
las condiciones esenciales que garantizan una base de dignidad laboral,
seguridad económica y social, autonomía personal. Aunque en el largo
período de neoliberalismo ya se produjo un deterioro creciente de
derechos, éste no llegó a afectar a masas tan ingentes de personas ni a
tocar elementos tan centrales de la estructura social. Si esto fuera una
empresa, podríamos decir que hemos pasado de la fase de dificultades a
la de liquidación general. Por eso arrecian las protestas y alcanzan una
densidad desconocida en el período anterior.....
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