Juan Fco. Martín Seco
República.com
La prensa ha publicado recientemente, quizá sin la relevancia
adecuada, un hecho de una gran trascendencia, en especial por lo que
tiene de símbolo y de clara expresión de hasta qué punto se ha llegado
con la Unión Monetaria en la distorsión de los principios políticos y
democráticos. La Ley de Presupuestos para 2013 extiende, como viene
siendo habitual, al Banco de España y a cualquier organismo público, las
medidas de austeridad que tienen que cumplir este año las
Administraciones públicas. Ahí ciertamente no radica la noticia. Esta se
encuentra en que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario
Draghi, haya advertido al Gobierno español de que la medida vulnera la
autonomía e independencia del Banco de España (BE) y que esta
institución no está obligada a cumplirla.
Parece imposible que algo así se pueda dar en la vieja Europa. Tras
aprobarse el Tratado de Maastricht en 1992, escribía yo en el diario El
Mundo: “Aun conociendo el sesgo economicista del Mercado Común y los
intereses que subyacen tras todas sus normas e instituciones, resulta
difícilmente comprensible cómo doce países, teóricamente paradigmas de
la democracia occidental, alumbran un sistema tan profundamente
antidemocrático como el diseñado para el futuro Banco Central Europeo,
al que se configura como órgano autónomo e independiente. ¿Independiente
de quién?, ¿de dónde le vendrá su legitimidad?, ¿ante quién responderá
democráticamente?, ¿en función de qué criterios ideológicos adoptará sus
decisiones? Existe una predisposición clara a la tecnocracia y una
desconfianza radical hacia todo poder político y democrático, como si la
técnica y cierta ciencia económica fuesen neutrales”. Las consecuencias
eran evidentes; pero así y todo creo que nunca imaginamos hasta qué
punto iba a ser cierto que los poderes democráticos quedasen desplazados
por instituciones tecnocráticas y con qué grado de descaro y de cinismo
iban a actuar los mandatarios del capital......
No hay comentarios:
Publicar un comentario