Juan Fco. Martín Seco
República.com
A finales del mes de diciembre publicaba en este diario un artículo
con el mismo título en el que mantenía la tesis de que la causa del
cuantioso déficit del sector público español se encuentra no en el
exceso de gastos sino en la caída de la recaudación, y añadía que, para
equilibrar las finanzas públicas, no queda otro camino que no sea el de
reformar a fondo el sistema fiscal.
Recientemente, Eurostat
ha hecho público el dato de presión fiscal armonizada en 2011 para
todos los países de la Unión Europea, confirmando lo que en aquel
artículo se decía: en primer lugar, que nuestro país tiene la presión
fiscal más baja de la Europa de los quince (32,4%), inferior incluso a
Grecia (34,9) y a Portugal (36,1), y no hablemos de la diferencia, por
ejemplo, con Francia que es de trece puntos, o con Italia y Alemania, de
diez y de ocho puntos respectivamente; en segundo lugar, que desde el
comienzo de la crisis (año 2007) la presión fiscal ha descendido casi
seis puntos.
Es este segundo aspecto el que resulta un tanto sorprendente, porque
si en una crisis como esta resulta lógico que la recaudación descienda,
la coherencia desaparece cuando hablamos de presión fiscal (cifra de
ingresos obtenidos, dividida por la renta nacional o por el PIB), ya que
el decremento se produce tanto en el numerador como en el denominador
y, por lo tanto, la presión fiscal debería mantenerse más o menos
constante, o aumentar si, tal como ha ocurrido en España, se han
introducido cambios normativos con subidas de tipos.....
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