Xavier Caño Tamayo
CCS (Centro de Colaboraciones Solidarias)
Tres cuartas partes de europeos consideran la corrupción como un
grave problema en sus países, según sondeos de Eurostat. Y tienen toda
la razón.
Hablamos de soborno, de cohecho y de desfachatez de la clase
política europea; de desvío del dinero de todos a bolsillo particulares.
Hablamos de sobres con dinero negro repartidos a la cúpula dirigente
del Partido Popular en el Reino de España durante décadas.
Presuntamente. O del desvío de fondos europeos para formación en
beneficio de Unió Democrática de Catalunya, partido de la federación que
gobierna Cataluña. Y hablamos de 22 millones de euros en cuentas
suizas del ex-tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas, investigado
la corrupción múltiple y prolongada durante años, conocida como ‘trama
Gürtel’.
Pero hay más casos de corrupción, muchos más. A día de hoy, los
tribunales españoles investigan 24 casos de soborno, cohecho, irregular
de cobro de comisiones y otras bicocas ilegales e ilegítimas que
afectan a los grandes partidos del país en todos los niveles de la
Administración desde la municipal hasta las cercanías de la Casa Real.
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