domingo, 20 de enero de 2013

El negocio de la Sanidad

Juan Fco Martín Seco
República.com
 
Los profesionales de la sanidad de Madrid llevan ya más de dos meses en pie de guerra. Después de cinco semanas de huelga indefinida, encierros, manifestaciones y anuncio de dimisiones, el conflicto continúa y el gobierno regional permanece impasible, enrocado y sin ninguna muestra de ceder un ápice. Con un gran cinismo pasa de las manifestaciones, y es que nada o poco pierde con ellas. Los huelguistas, para defender lo que creen justo, han hecho un gran esfuerzo económico, sacrificando el salario de muchas jornadas; a pesar de la responsabilidad del personal sanitario para mantener los servicios mínimos, los pacientes, como es lógico, han sufrido deterioro o retrasos en la asistencia; el gobierno regional, nada de nada. Poca importancia tiene todo eso comparado con los intereses económicos en juego, que -como se puede apreciar en el caso Güemes- van a beneficiar en el futuro a alguno de los que hoy componen dicho gobierno.
 
La solución del conflicto solo puede venir de la concienciación de todos los madrileños, asumiendo que esto no es un problema corporativo, tal como nos quiere hacer creer el consejero Fernández-Lasquetty, sino que afecta a todos los ciudadanos de Madrid y me atrevería a decir que de toda España, ya que el modelo puede extenderse, y de hecho se extiende, a otras muchas regiones. Nos estamos jugando la sanidad pública. Únicamente la manifestación masiva de toda la sociedad podría obligar al gobierno a dar marcha atrás.
 
La idea que quiere transmitir Fernández-Lasquetty de que privatizando la gestión de la sanidad se ahorran recursos no tiene ni pies ni cabeza. Los datos y el sentido común dicen lo contrario. Los datos: basta con dirigir la vista a EE UU, país en el que la gestión de toda la sanidad es privada, incluso el 40% que costea el Estado mediante el Medicare y el Medicaid. El gasto por habitante es tres veces el de España y sin embargo el 15% de la población no tiene cobertura y el 40%, muy deficiente. El sentido común: porque es indudable que algo tendrán que ganar las empresas privadas cuando ambicionan con tanto empeño hacerse con un trozo de pastel......

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