EIU (Economist Intelligence Unit)
La Jornada
Es uno de los clichés más gastados
del cine. El héroe somete a un enemigo y enfoca su atención en otro,
sólo para descubrir que el primero sigue vivo y empeñado en su tarea
destructora. Hace dos años el mundo rico creía que la recesión mundial
había terminado, abatida por una ola de estímulos monetarios y fiscales.
Los gobernantes se enfocaron en limpiar la deuda gubernamental que
había quedado. En 2011 y 2012 los déficits estructurales en todo el
mundo rico se habrán reducido en 0.75% del PIB, ritmo que se acentuará
en 2013, según se prevé. Pero el letargo económico no se ha ido; de
hecho, la consolidación fiscal parece haberlo profundizado.
Las preocupaciones por la solvencia llevaron del estímulo a la
austeridad. A finales de 2009 los mercados comenzaron a perder interés
por la deuda griega. Muchos gobiernos temieron que ellos vendrían
después. En octubre de 2010 el FMI llamó a apretarse el cinturón, pero
algunos académicos arguyeron que el remedio sería peor que la
enfermedad.
El debate se centró en el valor de una variable económica llamada
multiplicador. Un multiplicador fiscal describe la variación del PIB debida a un cambio en la política de ingreso y gasto fiscal. Por ejemplo, un multiplicador de 1.5 significa que un dólar de gasto reduce el PIB en 1.50; uno de 0.5 significa que un recorte de un dólar en el gasto reduce el PIB sólo en 50 centavos. Los multiplicadores operan en los dos sentidos: durante la recesión los expertos discutían sobre el impacto económico de un dólar de estímulo, pero lo que hoy preocupa es el impacto de la austeridad......
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