Alberto Recio Andreu
Mientras Tanto
La economía se presenta como una disciplina económica respetable. Es
la única de las ciencias sociales que tiene un Premio Nobel. La
sofisticación matemática de los modelos económicos, su elegancia formal,
la dotan de un aura de seriedad innegable. El crecimiento económico
experimentado en los dos últimos siglos le confieren legitimidad social,
ya que en gran medida la historia del capitalismo industrial coincide
en el tiempo con el desarrollo de la disciplina. Las instituciones
económicas supranacionales son presentadas como centros de aplicación de
los avances científicos a escala planetaria. Las recetas económicas se
consideran parecidas a las recetas médicas, pensadas para curar a las
sociedades enfermas y vigorizar al resto.
Una mirada en profundidad percibe que bajo esta fastuosa
representación existen muchos puntos de fractura. El análisis económico
dominante (lo que en la profesión llamamos “economía neoclásica”) es
objeto de numerosas y acertadas críticas por las diversas corrientes
heterodoxas (marxistas, sraffianos, institucionalistas, poskeynesianos,
feministas, ecologistas políticos...) y por científicos de otras
disciplinas (como los psicólogos cognitivos, los ecólogos, etc.). El
crecimiento económico no ha garantizado el bienestar material básico al
conjunto de la humanidad, y resulta cada vez más evidente que se ha
sustentado en una depredación a corto plazo de un conjunto de bienes
naturales irreemplazables. Las instituciones económicas como el FMI o la
OCDE no solo han fallado repetidamente en sus previsiones, sino que a
menudo han propiciado la aplicación de políticas que han generado
mayores males que los que pretendían paliar.....
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