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«El mito de la huelga general era capaz
de evocar de forma instintiva todos los sentimientos (…) La huelga
general agrupaba todos esos sentimientos en una imagen coordinada, y
poniéndolos todos juntos, le daba a cada uno la mayor intensidad»
Wu Ming Foundation, El lado práctico de la creación de mitos (en tiempos de catástrofe)
Durante los últimos meses, la “Marea de
Mareas” se ha construido como una corriente subterránea. Una corriente
que ha ganado legitimidad por la fuerza de su choque contra las rocas
que el gobierno zombie iba poniendo en el camino de los
movimientos; por la fuerza de su movimiento que ha actuado como un
enorme polo de atracción. Un imán que galvanizaba su potencia de
atracción en dos direcciones. Por un lado permitía la incorporación de
colectivos, agrupaciones, asambleas de barrio, comisiones de trabajo,
etc., al diseño de la convocatoria, haciendo un efecto llamada sobre
redes cada vez más amplias. Tal ha sido su capacidad para construir la
legitimidad de la propuesta. Por otro (y esto es lo que creemos más
importante) levantaba el propio mito de la “Marea de Mareas“.
Y es esta imagen lo que ha permitido abrir un marco de posibilidad y de
necesidad, la posibilidad de encontrarnos a partir de la singularidad
de cada marea y de cada lucha en un anhelo común. Este es: el fin de la
austeridad y la caída del gobierno zombie. Precisamente la
impugnación general de la situación que propone la convocatoria del 23F
es lo que la la ha hecho tan atractiva y para tantísimas personas.
Uno de los acontecimientos más destacables del
desborde de una convocatoria, que ya intuimos masiva, ha sido la
comunicación entre profesionales de los sectores públicos utilizando
bombardeos de mailing, whatsapp, etc. La proliferación del mensaje “Mareas Unidas” ha desbordado incluso a los cuadros sindicales de CCOO y UGT que han visto cómo sus bases compartían la convocatoria sin necesidad de permiso o control.
Otra de las cuestiones importantes es que la convocatoria apela, también, a todos aquellos que no tienen una Marea,
que no participan del empleo público, que están en paro, en precario. A
quienes entienden (entendemos) las Mareas como un lugar en el que no
defendemos tan solo unos puestos de trabajo, sino los servicios públicos
y también, y por encima de todo, un proyecto democrático.....
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