Juan-Ramón Capella
Mientras Tanto
Que el poder ejecutivo del Estado, en España, no quiere un poder 
judicial independiente y fuerte es algo que viene de lejos, desde el 
primer gobierno de Felipe González, cuando menos, e incluso de antes, 
cuando durante la transición se quiso poner al día al poder judicial 
simplemente mediante jubilaciones y, naturalmente, el cambio 
legislativo. Los gobiernos jibarizaban el poder judicial, habitualmente,
 escatimando medios de toda índole, desde los personales a los 
materiales. Ahora, sin embargo, el gobierno del PP y su mayoría 
parlamentaria han entrado en una fase distinta. Tratan de reducir 
sensiblemente la relativa coraza que representa para los ciudadanos un 
poder judicial independiente. Y van a cargarse esa independencia.
El asunto se plantea sobre todo en dos campos: en el judicial penal y en el judicial administrativo. En este mismo número de mientras tanto el lector puede encontrar un detallado trabajo de Carlos H. Preciado, publicado originalmente en Jueces para la Democracia. Información y Debate,
 donde se despliega analíticamente la naturaleza del ataque al poder 
judicial. Aquí se pretende solamente llamar la atención del lector sobre
 este aspecto poco visible, oblicuo, indirecto, del ataque a las 
libertades que está operando el actual poder ejecutivo, deslegitimado 
por sus actos, en la babel de la crisis presente. Que la economía no nos
 impida ver lo demás.....
 

 
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