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La respuesta dominante que están aplicando los Gobiernos e
instituciones europeas es la política de austeridad, como ajuste
económico regresivo y recortes sociales, frente a la opinión mayoritaria
de las sociedades. Esa realidad tiene un fuerte impacto en la
conciencia social con la mezcla de incertidumbre, adaptación e
indignación. Pero, conviene analizar las tendencias sociales de fondo y
su carácter ambivalente para perfilar el horizonte. Y un elemento clave
es la mentalidad de la población y su actitud: hacia la resignación y el
fatalismo o hacia una conciencia cívica, democrática y de cambio.
Tenemos cuatro componentes principales de actual escenario:
1) La prolongación de la crisis socioeconómica, causada por los
mercados financieros, con graves consecuencias sociales para la mayoría
de la población.
2) La gestión antisocial e impopular de la clase política dominante,
con una estrategia liberal-conservadora bajo la hegemonía del bloque de
poder (centroeuropeo) representado por Merkel, con la colaboración o
corresponsabilidad, primero, de los gobiernos socialistas en los países
periféricos como España y, después, de los gobiernos de derecha.
3) Significativo proceso de deslegitimación social del contenido
principal de esa política, el reparto injusto de los costes de la
crisis, y la crítica hacia la involución de la calidad democrática del
sistema político, conformándose una importante corriente social
indignada, un campo social diferenciado y en desacuerdo con esas medidas
regresivas (que en algunos aspectos concretos alcanza a dos tercios de
la sociedad) y, particularmente, una desafección o brecha social
respecto de la clase política.
4) Ampliación de las protestas sociales y resistencias colectivas,
configurándose una ciudadanía activa, de fuerte contenido social, con un
carácter sociopolítico progresista y democrático; se puede cifrar entre
cuatro y cinco millones de personas participantes en los procesos
huelguísticos y entre uno y dos millones en las grandes manifestaciones
sindicales o ciudadanas (y según diversas fuentes en torno a un millón
de participantes en las redes sociales vinculadas a estas protestas); se
ha encauzado, fundamentalmente, a través del movimiento sindical y el
movimiento 15-M (o 25-S), conformando una representación social dual, no
exenta de tensiones y altibajos, con sus respectivos representantes o
grupos de activistas.....
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