Joan Benach y Carles Muntaner
Público.es
El actual proceso de contrarreforma neoliberal de la sanidad
representa una involución radical en nuestro modelo sanitario, un
verdadero golpe de estado contra la sanidad pública. Muchas son las
preguntas a hacernos: ¿Es mejor la sanidad privada que la pública?,
¿cuáles serán las consecuencias de la privatización?, ¿quiénes son los
mercaderes y “vendedores” de nuestra sanidad?, ¿qué objetivos y
estrategias están utilizando?, ¿cómo defender la sanidad pública?
Tal y como muestran gran número de estudios, la sanidad privada es
más desigual, menos eficiente y tiene peores resultados que la pública.
Por ejemplo, un estudio comparativo de hospitales privados con y sin
afán de lucro en 26.000 hospitales y 38 millones de pacientes concluyó
que la mortalidad fue mayor en los hospitales que se lucraban. Sabemos
que los hospitales privados seleccionan a los pacientes, cobran por acto
médico, realizan pruebas e intervenciones innecesarias y dan altas
prematuras. La gestión privada no sólo es más cara sino que sus
ganancias se basan, sobre todo, en ahorrar en recursos y personal,
ofreciendo bajos salarios y condiciones de empleo precarias, lo cual
afecta la salud de los trabajadores de la salud y daña la calidad de la
atención sanitaria. La privatización de la sanidad rompe el concepto de
ciudadanía y solidaridad social y abre paso al clasismo y la
discriminación produciendo desigualdades injustificables. Todo ello
producirá un modelo de sanidad “trifásico”, a tres niveles: una sanidad
de pago para los ricos y la clase media que pueda pagarla, una sanidad
pública con servicios mínimos y baja calidad para la clase trabajadora y
una clase media empobrecida, y una sanidad de beneficencia para las
personas en situación de pobreza y marginación......
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