viernes, 3 de agosto de 2012

Airada desesperación

Manuel Cruz
El País

En el imaginario colectivo se separa a los antaño llamados ricos del nuevo agente económico: los mercados, que son anónimos, inidentificables.
 
El ciudadano de a pie de este país se había ido acostumbrando a una secuencia que llevaba repitiéndose desde hace unos meses, y que bien pudiéramos denominar las cuatro fases del desdecirse.
 
Primer momento: el partido llamado a ocupar el poder negaba rotundamente en campaña electoral la pretensión de la medida X (referida, pongamos por caso, a recortes especialmente sensibles, como sanidad, educación, pensiones o subsidio de paro, a la subida del IVA, a la solicitud de rescate a Europa o cualquier otra medida de gran importancia).
 
Segundo momento: ya en el Gobierno, algún miembro del Ejecutivo o un alto cargo deslizaba la posibilidad de reconsiderar lo negado con vehemencia en campaña electoral. De inmediato se le desmentía con el argumento de que se trataba de “una reflexión personal en voz alta” de la persona en cuestión, sin más valor político que ese.
 
Tercer momento: cuando, al cabo de no demasiado tiempo, reaparecía el asunto a través de una oportuna filtración, pasaba a afirmarse que el mismo “no está en este momento encima de la mesa”. La ciudadanía barruntaba lo peor, al tiempo que empezaba a darlo por descontado......
 

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