martes, 21 de agosto de 2012

Cómo funciona la desinformación

Brandon Smith
Information Clearing House
(Rebelión)
 
Hubo un tiempo, hace relativamente poco, en el que los gobiernos y los grupos de elites que los controlan no consideraban necesario alistarse en guerras de desinformación. 
 
La propaganda era relativamente inequívoca. Las mentiras eran mucho más simples. El control del flujo de la información se dirigía fácilmente. Las reglas se imponían mediante la amenaza de confiscar la propiedad y la ejecución de cualquiera que se apartara de la rígida estructura sociopolítica. Los que tenían información teológica, metafísica o científica fuera de la visión colectiva, convencional y programada del mundo eran torturados o asesinados. Las elites se guardaban la información para sí mismas y eliminaban los restos del reconocimiento dominante, a veces durante siglos antes de que se volvieran a descubrir. 
 
Con la llegada del antifeudalismo y, lo que es más importante, el éxito de la Revolución Estadounidense, los elitistas ya no pudieron dominar la información con el filo de la espada o el cañón de un fusil. El establecimiento de repúblicas, con su filosofía de gobierno abierto y de gobierno por el pueblo, obligó a las minorías aristocráticas a urdir maneras más sutiles de obstruir la verdad y mantener así su control sobre el mundo sin exponerse a la retribución de las masas. Así nació el complejo arte de la desinformación. 
 
Se refinó y perfeccionó la técnica, la “magia” de la mentira. La mecánica de la mente y el alma humana se convirtió en una interminable obsesión para la clase dirigente. 
 
El objetivo era maligno, pero socialmente radical; en lugar de gastar la imposible energía necesitada para dictar la forma misma y la existencia de la verdad, permitirían que se fuera al garete, oscurecida en una niebla de datos manipulados. Envolverían la verdad en un nudo gordiano de desorientación y maquinación tan estudiada que se sentirían seguros de que la mayoría de la gente se iba a rendir, renunciando mucho antes de llegar a terminar de aclarar el engaño. El objetivo no era destruir la verdad, sino ocultarla a plena vista.....
 
 
 
 

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