Eduardo Garzón
Saque de Esquina
Cuando veo que se analiza la acción del SAT en los supermercados me
encuentro con muchas voces que, para criticar tal comportamiento, se
basan en la ilegalidad de la operación. Suelen decir: “es un acto
ilegal, y como tal es reprochable”, o “han incumplido la ley y por lo
tanto son delincuentes”, o también “nadie puede infringir la ley por
ningún motivo”. Pues bien, quiero dejar constancia que criticar un
comportamiento porque atenta contra las leyes de un país es un argumento
absurdo e inconsistente. Recordemos que las leyes no son producto de
ninguna divinidad celestial, sino que son elaboradas por grupos de seres
humanos y que están en continua transformación, además de diferir unas
de otras dependiendo del lugar del planeta en el que uno se encuentre.
Desde los albores de la civilización las leyes han sido modificadas una y
otra vez y así seguirá ocurriendo mientras exista la especie humana.
Galileo también era un delincuente porque infringía las leyes de la
Iglesia Católica del siglo XVII. Las personas que luchaban por la
liberación de los esclavos en EEUU también eran delincuentes. También
los que luchaban por los derechos de las mujeres. También los que
luchaban contra el apartheid en Sudáfrica, o los que protegían a judíos
en la Alemania nazi. Son delincuentes los manifestantes españoles que se
oponen pacíficamente a las autoridades policiales. Lo son también
quienes intentan erradicar la práctica de la ablación en muchas regiones
africanas. Una ley no tiene por qué ser justa ni moral. Y los
comportamientos que atentan contra las leyes tampoco tienen por qué ser
inmorales o denunciables éticamente. Eso hay que tenerlo muy en cuenta.
Además, no podemos perder de vista que en muchos de estos actos
insumisos está la semilla que con el tiempo termina logrando que esas
leyes cambien y se adapten a las necesidades de la sociedad......
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