Jesus González Pazos.
Rebelión
Ante la situación de crisis que vivimos en los últimos años,
repetitivamente nos ofrecen, como única y posible salida, los programas
de austeridad, que incluyen el objetivo de reducción a cualquier precio
del déficit y el pago de la deuda que crece día a día. Machaconamente,
los gobernantes de turno, nos dicen que no hay más opciones. Sin
embargo, nos mienten con cierta y descarada alevosía. Hagamos un somero
repaso de algunas alternativas posibles; no quiméricas, ni tan siquiera
utópicas, sino plenamente factibles hasta el punto de que se están
aplicando desde hace años en la mayoría de los casos.
En diferentes,
aunque minoritarios espacios, se habla en los últimos tiempos, de la
que podríamos denominar como “salida islandesa” a la crisis. La
situación que se produce en Islandia, en los momentos más álgidos de
ésta, se caracteriza básicamente por el desplome de la moneda, la
suspensión de la actividad bursátil y la quiebra de los bancos. Todo
esto lleva al país a declararse prácticamente en bancarrota y a la caída
vertiginosa de uno de los niveles de desarrollo humano más alto del
mundo hasta esas fechas. La respuesta de la población no se hace esperar
y se fuerza la dimisión del gobierno y la convocatoria de nuevas
elecciones. Otras medidas tomadas, pasan por la exigencia de
responsabilidades a las élites financieras y políticas del país
(incluyendo detenciones y encarcelamientos); la negativa a asumir la
enorme deuda contraída por esas élites gobernantes; y la investigación
profunda sobre las causas y responsables de la crisis. La banca es
nacionalizada y se establece el referéndum como mecanismo para
decisiones económicas cruciales, como ejercicio real de la democracia
participativa.....
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