Eduardo Garzón
Saque de Esquina
La estructura impositiva de España (la forma a través de la cual el
Estado obtiene ingresos) es profundamente injusta. A pesar de que el
sistema tributario español fue diseñado para respetar los principios de
justicia y equidad, las reformas legislativas de los últimos años y
otras particularidades propias de la globalización económica han
deteriorado ampliamente el procedimiento por el que los agentes
económicos pagan sus impuestos hasta dejarnos un sistema fiscal
altamente injusto e ineficaz. Mientras que sobre el papel consta que
disfrutamos de un Estado que recauda impuestos de manera justa y
adecuada (esto es, de forma que los que más tienen más paguen), en la
práctica esos atributos están muy lejos de cumplirse. Veamos ahora por
qué ocurre esto.
Comencemos analizando los diferentes tipos de impuestos que existen y
su importancia en cuanto a recaudación. En el siguiente gráfico se
muestra el peso de los distintos impuestos sobre el total recaudado.
El impuesto más importante y del que más dependen los ingresos es el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF),
que supone el 40% de todos los ingresos del Estado. Éste es un impuesto
en teoría progresivo (es decir: justo, porque pagan más los que más
renta tienen), pero que en la práctica -por una serie de características
que enseguida comentaremos- no presenta los requisitos de progresividad
que lo habrían de convertir en un impuesto justo y adecuado......
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