Juan Torres López
Nuevatribuna.es
 A la vista de como se está presentando la situación económica en la 
inmensa mayoría de los medios de comunicación y de la falta de 
pluralidad que hay en tertulias, informativos y demás fuentes de 
opinión, es natural que la mayoría de la gente piense que el llamado 
rescate es inevitable. 
 El razonamiento con el que están 
vendiendo su inevitabilidad es elemental: el Estado español ha acumulado
 una deuda muy grande, los mercados no confían en su capacidad de pago y
 por eso le imponen unos tipos de interés muy elevados que antes o 
después harán imposible que España haga frente al vencimiento de los 
pagos. Por eso no hay más remedio que acudir a un "rescate" en forma de 
un préstamo o crédito con el que el Estado enjugue sus pagos inminentes y
 pueda garantizar los venideros. 
 A pesar de su aparente 
evidencia, el razonamiento hace aguas por varias partes. Sobre todo, 
porque la alternativa a la presión de los mercados a cuenta de nuestra 
deuda no es únicamente que el Estado se cargue con una aún mayor y a 
cambio de imponerle condiciones draconianas que van a hundir nuestra 
economía durante años. 
 Desde luego había otras alternativas 
antes de que la situación llegase a la degradación actual, como hemos 
puesto de manifiesto en otros trabajos, y particularmente en el libro  Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España  , y a las que no me voy a referir en este momento. 
 Pero también las hay ahora, ya en situación de emergencia. 
 

 
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