Esther Vivas
El Librepensador
No será este un plácido y melancólico 
otoño cualquiera. El ambiente está tan denso que parece que pueda 
cortarse con un cuchillo. Más pobreza, más paro, más hambre, más 
recortes, más desahucios… son las consecuencias para millones de 
personas de la “salida” a la crisis por la que apuesta el Gobierno de 
Mariano Rajoy. Más indignación, más malestar y más desobediencia es la 
respuesta en la calle.
Hay, sin embargo, una situación social 
contradictoria. El potencial de lucha es más fuerte que nunca y la salsa
 puede cuajar en cualquier momento en forma de una nueva oleada de 
movilizaciones, otra nueva sacudida social. Aunque al mismo tiempo, 
pesan las tendencias a la fragmentación y a la dispersión. Campañas y  
movimientos sociales adolecen de poca capacidad de iniciativa.
Las élites económicas y políticas, por 
su parte, frente a una crisis económica, social, política, ecológica sin
 precedentes, han optado por apretar el acelerador. Y al mismo ritmo que
 la prima de riesgo sube, los recortes se intensifican y llegar a final 
de mes se convierte en “misión imposible” para miles de familias, 
especialmente en la periferia de la Unión Europea. La crisis clarifica 
las cosas. Las cortinas de humo se esfuman. Al capitalismo se le ha 
caído la careta.....
 

 
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