 En
 un ejercicio de soberbia y completo autismo, el 25 de septiembre de 
2012 se blindaron las Cortes para no tener que escuchar de cerca los 
lamentos de un pueblo que día a día va muriendo en sus esperanzas de 
vivir en una sociedad más justa y más libre, mientras que se prestan 
oídos y caudales a las peticiones, cuando no exigencias, de los 
poderosos (bancos, empresas de automóviles, constructoras, intereses 
extranjeros) que se apropian de nuestro futuro.
En
 un ejercicio de soberbia y completo autismo, el 25 de septiembre de 
2012 se blindaron las Cortes para no tener que escuchar de cerca los 
lamentos de un pueblo que día a día va muriendo en sus esperanzas de 
vivir en una sociedad más justa y más libre, mientras que se prestan 
oídos y caudales a las peticiones, cuando no exigencias, de los 
poderosos (bancos, empresas de automóviles, constructoras, intereses 
extranjeros) que se apropian de nuestro futuro.
Las personas que, en ejercicio de su libertad, asistieron a las 
manifestaciones creían garantizada su seguridad por un despliegue de 
fuerzas policiales que, en lugar de actuar como esa policía democrática 
de servicio al ciudadano, se comportó como el aparato de represión de un
 estado autoritario. Las imágenes que circulan y que no han podido ser 
censuradas, dan buena muestra de la desproporcionada actuación policial 
la noche del 25S en la plaza de Neptuno y Atocha.
Responder con una brutal represión policial a las pacíficas 
movilizaciones ciudadanas, no puede quedar impune. Es ineludible una 
investigación a fondo de los sucedido que desenmascare a los 
provocadores infiltrados y saque a la luz las órdenes dadas por la 
autoridades gubernativas y luego aplicadas por los mandos policiales. 
Este gobierno tendrá que responder sobre qué amenaza ve en que la 
ciudadanía pacíficamente reclame estos ideales para tener que desplegar 
más de 1.200 antidisturbios, fortificar el Congreso y ordenar el 
apaleamiento a cientos de personas......
 
 
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