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La mentira está a la orden del día. El ilusionismo está de moda como 
instrumento político para que los grandes capitales se salgan con la 
suya. Una mentira en cada titular que se repite sin mesura en aras de 
crear ficticiamente una verdad. Contra este tipo de ilusionismo, sólo 
queda darle la vuelta a este mundo al revés. La crisis no es un 
meteorito. La integración de la Unión Europea ha desintegrado a Europa. 
El presidente que más gasta en temas militares, Obama, se llevó el Nobel
 de la paz. Una belicosa Unión Europea se lleva este año el mismo 
galardón. El problema en España no es la deuda pública sino la privada, 
la de los bancos, la de las grandes empresas. La evasión fiscal no se 
debe a la prestación por desempleo. La prima nunca tiene riesgo porque 
siempre ganan los mismos. Se propone corregir el déficit fiscal a cambio
 de más déficit social. El rescate es la mejor manera de hundir a los 
ciudadanos. La reforma no es laboral por ser una represión contra los 
trabajadores. Se llama justicia a quien sentencia a favor del BBVA en el
 caso de una dación de pago en detrimento de una familia que se quedará 
sin casa pero con deuda. Quienes actúan simbólicamente contra las 
injusticias llevándose comida de Mercadona son tildados como ladrones; 
mientras tanto, los banqueros siguen siendo símbolos mediáticos. La 
soberanía de Rajoy se reduce a la defensa de la cuenta de beneficios de 
una empresa como Repsol de capital extranjero mayoritario. La mayoría es
 inversamente proporcional a la minoría hiper representada. Nosotros 
somos el 99%, y ellos, con suerte, llegan al 1%. No votamos a quienes 
nos gobiernan. Todo esto y mucho más en el gran circo de la democracia 
trucada, donde ni siquiera quedan payasos que nos hagan reír, sino magos
 de poca monta y escapistas a la alemana, y eso sí, mucho 
prestidigitador a quien ya le vamos descubriendo todas sus fullerías.
Dos de las últimas colosales mentiras son: una, la creación del 
“banco malo” que paradójicamente es muy bueno para los grandes intereses
 económicos, y dos, la trampa de la compra de deuda pública española por
 parte del Banco Central Europeo (BCE).....
 

 
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