Alainet
Difícil imaginar el mundo actual y la sociedad creada por la “civilización capitalista”, con la enorme concentración de las poblaciones en los centros urbanos y en sus periferias, sin referirse al simultaneo poder “disolvente” y “aglutinador” del capitalismo industrial en sus dos siglos de existencia.
Disolvente porque desde su origen
en Inglaterra, para imponerse como el sistema dominante, el capitalismo
tuvo que destruir las antiguas formas de propiedad y de relaciones
sociales que permitían el empleo y la subsistencia de la mayoritaria
población rural, provocando así el éxodo de la población rural
empobrecida que fue aglutinándose en los nacientes centros urbanos donde
los recién creados talleres, fábricas, depósitos, comercios de
exportaciones e importación, y la naciente burocracia necesitaban de una
abundante mano de obra “libre”, asalariada, que podía ser libremente
contratada y despedida. La acelerada urbanización en China es un ejemplo
viviente de este doble proceso.
Pero ahora, en este “nuevo
capitalismo” nacido de las políticas neoliberales, por el desempleo
masivo y crónico entramos en un nuevo ciclo de “disolución social”, con
todos los interrogantes que eso implica en términos económicos, sociales
y políticos.....
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