Diagonal
LA AUDITORÍA DE LA DEUDA COMO SALIDA PARA CAMBIAR EL RUMBO DE LA GESTIÓN DE LA CRISIS.
Alguien dirá que las deudas
siempre deben pagarse.
De hecho, al pago de una
deuda también se lo denomina
“honrar” una deuda, ya que
parece que se trata de algo más que
de un mero retorno: se trata, ante
todo, de cumplir con una palabra
dada. No obstante, en realidad, la
exigencia del pago de una deuda
–sobre todo cuando se trata de una
deuda soberana– debería depender
de cómo se originó, de quién la contrajo,
bajo qué condiciones y para
qué beneficios. En caso contrario,
sería injusto reclamar al pueblo que
se hiciera cargo de deudas que en
ningún caso contrajo y/o que no le
aportaron beneficio alguno. Injusto
y tal vez ilegítimo.
En el caso de la deuda pública española
parece, como en tantos otros
tantos casos (léase Grecia, por no citar
a cualquiera de los países empobrecidos)
que nos encontramos con
deudas públicas que podrían considerarse
ilegítimas (por cuanto todavía
no se las puede considerar ilegales).
Ilegítimo es un término que
conlleva connotaciones morales o
éticas, pero que a veces pueden tener
más fuerza que el mismo peso
de la ley. Ilegítimo es recortar los
presupuestos de educación y sanidad
en 10.000 millones de euros y
pocos días más tarde salir al rescate
de Bankia estando dispuesto a condonarle
deudas por valor de casi
4.500 millones de euros y apoyarle
con más de 19.000 millones. Ilegítimo
es estar dispuesto a nacionalizar
deudas que fueron contraídas
por promotores, constructores y
banqueros, que se beneficiaron con
la especulación inmobiliaria, y no
honrar el pago de servicios sociales
básicos. Ilegítimo es avalar el pago
de deudas que fueron contraídas por
aquellos que nos llevaron a esta situación
de bancarrota por el simple
hecho de que las contrajeron con la
banca alemana, francesa o norteamericana
(avales que en el caso de
Bankia se estiman en casi 30.000millones)
y no garantizar derechos sociales
básicos que creíamos garantizados
de por vida.......
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