CADTM
De acuerdo con las exigencias del FMI, los gobiernos de los países
europeos han tomado la decisión de imponer a sus pueblos políticas de
estricta austeridad, con recortes en los gastos públicos: despidos en la
función pública, congelación o incluso bajada de los salarios de los
funcionarios, reducción del acceso a ciertos servicios públicos vitales y
de la protección social, retroceso de la edad de jubilación.... El
coste de las prestaciones de los servicios públicos aumenta (transporte,
agua, salud, educación...). El recurso a subidas de impuestos
indirectos particularmente injustos, sobre todo el IVA, aumenta. Las
empresas públicas del sector competitivo son masivamente privatizadas.
Las políticas de rigor puestas en pie son llevadas a un nivel jamás
visto desde la Segunda Guerra Mundial. Los efectos de la crisis son así
multiplicados por pretendidos remedios, que intentan sobre todo proteger
los intereses de los poseedores de capitales. La austeridad agrava
claramente la ralentización económica y ha desencadenado el efecto bola
de nieve: dado el débil crecimiento, cuando existe, la deuda pública
crece de forma mecánica. Como ha escrito Jean-Marie Harribey, el
tríptico Austeridad salarial+Austeridad monetaria+Austeridad
presupuestaria da su fórmula de triple A.
Pero los pueblos soportan
cada vez menos la injusticia de estas reformas marcadas por una
regresión social de gran amplitud. En términos relativos, son los
asalariados, los parados y los hogares más modestos los que más están
obligados a contribuir para que los estados continúen engordando a los
acreedores. Y entre las poblaciones más afectadas, las mujeres ocupan la
primera fila, pues la organización actual de la economía y de la
sociedad patriarcal hace recaer sobre ellas los efectos desastrosos de
la precariedad, del trabajo parcial y subpagado [2] .....
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