Eric Toussaint
Alainet
2007-2012: 6 años en que los bancos se tambalearon.
Las
ventas y las depreciaciones de activos que los bancos han registrado
hasta el momento en sus cuentas para reducir el peso de estos activos
tóxicos no bastan. Un número significativo de ellos dependen de la
financiación a corto plazo (proporcionada o garantizada por los poderes
públicos con el dinero de los contribuyentes) para mantenerse a flote[3] y para hacer frente a las deudas en sí mismas a corto plazo. Esto ha puesto al banco franco-belga Dexia, en realidad un hedge fund de grandes dimensiones, tres veces al borde de la quiebra en 4 años: octubre 2008, octubre 2011[4] y octubre 2012[5].
En el transcurso del episodio más reciente, a inicios de noviembre del
2012, los Estados francés y belga han aportado una ayuda de 5.500
millones de euros (de los cuales 53 % a cargo de Bélgica) para
recapitalizar Dexia SA, institución financiera moribunda, cuyos fondos
propios se han desvanecido......
Desde
2007-2008, los grandes bancos centrales (BCE, Banco de Inglaterra, Fed
en los Estados Unidos, Banco de Suiza) dan prioridad absoluta a intentar
evitar el hundimiento del sistema bancario privado. Contrariamente al
discurso dominante, el riesgo principal que amenaza a los bancos no es
la suspensión de pagos de la deuda soberana[1]
por parte de los Estados. Ninguna de las quiebras bancarias desde 2007
ha sido provocada por tal falta de pago. Ninguno de los rescates
bancarios organizados por los Estados fue necesario debido a una
suspensión de pago de parte de un Estado sobreendeudado.
Lo
que amenaza a los bancos desde 2007 es la cantidad de deudas privadas
que los bancos han acumulado progresivamente a partir de las grandes
desregulaciones que comenzaron a finales de los años 70 y que
concluyeron en el transcurso de los años 90. Los balances de los bancos
privados están cargados de activos[2]
dudosos: estos comprenden desde activos tóxicos que son verdaderas
bombas de relojería, a activos no líquidos (es decir que no pueden ser
vendidos o traspasados en los mercados financieros), pasando por los
activos cuyo valor está completamente sobrevalorado en los balances
bancarios.
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