Fernando Luengo
Público.es
Uno de los indicadores que utilizan los economistas con más
frecuencia para medir y explicar la competitividad de las economías es
el de costes laborales unitarios nominales (CLUn), ratio que relaciona
los salarios nominales y la productividad real y que expresa el coste
laboral por unidad producida. No son pocos los estudios que presentan
este indicador como prueba concluyente de la pérdida de competitividad
de la economía española (y de las del Sur) frente a la de Alemania (y
las del norte).
Parecería que los datos conforman ese
diagnóstico, pues los CLUn han seguido una persistente tendencia
ascendente en nuestra economía, que sólo se habría detenido en plena
crisis, a partir de 2009. Muy distinta ha sido la evolución observada en
la economía alemana, que ha conocido desde comienzos de los años 90 un
virtual estancamiento de este indicador, llegando a retroceder en
algunos años.
Pero vayamos por partes antes de avanzar una
conclusión y, sobre todo, antes de dar por buena la que ofrece el
pensamiento económico dominante.
Realicemos, en primer lugar,
algunas precisiones con respecto a la dinámica salarial seguida en
Alemania. Es cierto que ha estado dominada por el estancamiento de las
remuneraciones de sus trabajadores (que ha supuesto, no lo olvidemos,
que más una cuarta parte de los mismos se sitúen cerca o por debajo de
los umbrales de la pobreza). No olvidemos tampoco que, pese a todo,
estamos ante una economía de altos salarios relativos, cuyo potencial
competitivo descansa en una variedad de factores relacionados con su
reconocida capacidad de innovación tecnológica, la calidad de sus
infraestructuras y los altos estándares de su sistema educativo.....
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