Eduardo Garzón Espinosa
Saque de Esquina
En nuestras sociedades occidentales existe la extendida creencia de
que los ricos son los principales creadores de empleo. Los argumentos
esgrimidos en base a este juicio son muy simples: puesto que las
personas más acaudaladas disponen de muchos recursos, pueden
destinarlos a la inversión en la actividad económica y así crear
puestos de trabajo. Esta idea se recoge incluso en las facultades de
economía, siendo transmitida sistemáticamente a los que en el futuro se
encargarán de las políticas económicas. Asociada a este planteamiento
aparece la necesidad de disminuir los impuestos a las grandes fortunas,
para que dispongan de la mayor cantidad de dinero posible en sus
bolsillos presuponiendo que en última instancia esos fondos se
invertirán en algún negocio que termine creando puestos de trabajo.
Por lo tanto, según este razonamiento de carácter neoliberal, la secuencia lógica sería la siguiente:
La conclusión es que bajar los impuestos a las grandes fortunas es el medio para crear riqueza y puestos de trabajo.
Pero analicemos detenidamente esa secuencia argumental, para descubrir hasta qué punto es correcta o no.
El paso de la fase 1 a la fase 2 parece no dar mucho
pie a discusión. Si el gobierno reduce los impuestos a las grandes
fortunas, éstas dispondrán de mayor cantidad de fondos disponibles. Es
totalmente evidente; aquí hay poco que objetar.
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