Alejandro Nadal
La Jornada
En 1969 se llevó a cabo
un juicio único en los anales de la historia económica. El caso
enfrentó a un ciudadano común y corriente contra un banco. El objeto del
litigio y el veredicto deberían cambiar para siempre nuestro
pensamiento sobre el dinero, la crisis actual y el portentoso poderío de
los bancos.
En 1964 el señor Jerome Daly recibió un crédito hipotecario del First
National Bank of Montgomery (en Minnesota, Estados Unidos) por 14 mil
dólares. Cuando Daly se atrasó en sus pagos el banco quiso cobrarse con
la casa. El litigio acabó en un juzgado del condado de Credit River,
nombre cargado de una bonita ironía. El señor Daly argumentó que en todo
contrato deben existir contraprestaciones, y si bien él había dado su
casa en garantía hipotecaria el banco no había ofrecido ninguna
contraprestación. Por tanto, el título hipotecario debía ser considerado
nulo de pleno derecho y debía negarse la pretensión del banco de
adjudicarse la casa.
Para demostrar que el banco no había ofrecido una contraprestación,
Daly alegó que el banco no poseía el dinero de la hipoteca y que dicha
suma había sido creada de la nada en el momento de autorizarse el
crédito. Es decir, al acreditar en su contabilidad que se otorgaban 14
mil dólares al señor Daly, el banco había creado dinero y no lo había
sacado de un activo preexistente. En otras palabras, el banco no acudió a
su bóveda para retirar esa suma en billetes para prestársela al señor
Daly......
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