viernes, 13 de enero de 2012

Del déficit democrático a la bancarrota política

Josep M. Vallès
El País

Hablar del déficit democrático de la Europa unida no es novedad. Pero este déficit crónico amenaza ahora con efectos próximos a una bancarrota política. Desde siempre se ha reprochado a las instituciones europeas que no hayan adquirido la calidad propia de un sistema indiscutiblemente democrático. Es todavía muy remota la participación ciudadana en la designación de sus autoridades. Y tampoco existe una vía clara para exigirles responsabilidades políticas por su actuación. Estamos ante una clara anomalía democrática que se traduce en déficit de reconocimiento y legitimidad: la ciudadanía tiene escaso conocimiento de cómo se decide en el ámbito de la UE y tiene poca conciencia de lo mucho que estas decisiones influyen en sus vidas. De ahí la baja participación en las elecciones europeas y la limitada atención que la opinión popular ha prestado generalmente a la política comunitaria.
 
Pero algo está cambiando. Tres años de crisis sin fin han revelado con crudeza un cuadro político alarmante. Se hace más perceptible para la ciudadanía que los Estados y sus Gobiernos ya no pueden sortear los obstáculos que se oponen a un modelo socioeconómico trabajosamente construido en Europa en los últimos 50 años. Escuchan a menudo que este modelo ya no puede ser eficazmente protegido por las instituciones de sus Estados. Porque estas instituciones están a merced de lo que determinan transacciones poco transparentes entre los poderes financieros y un núcleo reducido de líderes europeos estrechamente condicionados por esos mismos poderes.....
 

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