El País
Me había propuesto comenzar el año buscando desesperadamente buenas
noticias con las que alimentar una cierta esperanza de mejora. No porque
esperase que 2012 fuese un año de bienes, que mi optimismo no da para
tanto, sino porque, sean cuales sean las circunstancias, el ánimo
optimista lo tenemos que poner nosotros.
Pero me lo ponen difícil. El ambiente de inicio de año es deprimente.
No solo porque las circunstancias lo sean, sino especialmente porque
los Gobiernos, en vez de comportarse como médicos que buscan recuperar
las constantes vitales de una economía enferma, actúan como sus
enterradores. Porque eso es lo que están haciendo, enfangando la
economía en la depre
La economía europea está de nuevo
estancada. Después de haber salido de la recesión de 2009, ha vuelto a
recaer en una nueva recesión que tiene una alta probabilidad de
convertirse en una larga y peligrosa depresión. De ser así, las
consecuencias traspasarán las fronteras de la economía para incidir en
la estabilidad social y política. Permítanme justificarlo.
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