María Vacas Sentís
Rebelión
Siento que me están robando en mi propia casa, en mi propia calle, en mi
propia ciudad, en mi propio país. Y sin tener ganas de entrar en guerra
con nadie, siento que ya va siendo hora de desperezarse y batallar; y
son los mismos que, si los dejaran, aspirarían hasta el aire entre las
hojas para embotellarlo y venderlo; los mismos que anexionarían a sus
propiedades urbanas las azoteas del barrio; los mismos que privatizarían
con eficacia los cielos de los parques; los mismos que usarían nuestras
sábanas recién lavadas como velas para sus yates, y nuestra sangre -más
roja que nunca- para repintar su salón; los mismos que se intercambian,
capicúas, en los bancos del Congreso y en los consejos de
administración de los bancos; los mismos que nos piden en la tele
moderación salarial con su billetera bien llena y hartos de jamón
serrano.
Y yo siento que euro a euro, en cada partida presupuestaria, en cada impuesto de la renta, en cada recorte de mi nómina, con cada sapo que me trago, con cada calificación interesada de Standards & Poor, con cada médico que echan a la calle pero también con ese otro que emigra porque le pagan con miseria su esfuerzo, con cada profesora a la que no le renuevan su contrato, con cada niño que sólo come pan, con cada joven que emplean y desemplean y vuelven a emplear, me están robando, engañando, estafando, timando, mientras alguien cuenta y recuenta sus deslocalizados beneficios, y transfiere millones de euros a un paraíso fiscal, y redondea sus discursos de austeridad siempre ajena, y se carcajea seguramente de nuestra pasividad cansina y pos-dictatorial.....
Y yo siento que euro a euro, en cada partida presupuestaria, en cada impuesto de la renta, en cada recorte de mi nómina, con cada sapo que me trago, con cada calificación interesada de Standards & Poor, con cada médico que echan a la calle pero también con ese otro que emigra porque le pagan con miseria su esfuerzo, con cada profesora a la que no le renuevan su contrato, con cada niño que sólo come pan, con cada joven que emplean y desemplean y vuelven a emplear, me están robando, engañando, estafando, timando, mientras alguien cuenta y recuenta sus deslocalizados beneficios, y transfiere millones de euros a un paraíso fiscal, y redondea sus discursos de austeridad siempre ajena, y se carcajea seguramente de nuestra pasividad cansina y pos-dictatorial.....
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