Rolando Cordera Campos
La Jornada
La fiebre de austeridad
que se ha apoderado de Europa amenaza con llevar al viejo continente a
un hoyo de recesión que no hará sino ahondar la crisis de la deuda y
agravar el drama social que aqueja, aunque desigualmente, a toda la
unión. Habrá tiempo, pero no mucha calma, para entender el porqué de
este peso enorme que la
ideología del tenderoha alcanzado sobre las ideas y las prácticas de los estados europeos, así como sobre muchos de los círculos de la sociedad donde se gesta el lenguaje de la política y de la cultura, o se deciden los usos del excedente y la riqueza acumulada.
La perspectiva de una larga temporada de letargo económico y aun de
estancamiento no sólo es cultivada por quienes ven en la crisis el
prólogo del derrumbe del capitalismo. Una y otra vez, desde la OCDE, el
Banco Mundial e incluso el FMI, recientemente la ONU, se advierte sobre
esta posibilidad y se recomienda prudencia, pero no sobre el gasto, sino
sobre la intensidad y magnitud de los recortes.
La política queda marcada por las dislocaciones sociales propiciadas por la crisis, frente a las cuales se emiten las más estrafalarias consejas sobre la
La política queda marcada por las dislocaciones sociales propiciadas por la crisis, frente a las cuales se emiten las más estrafalarias consejas sobre la
jibarizacióndel Estado y la emasculación de la protección social para
adelgazarel Estado de bienestar, que ha resultado el villano para todas las estaciones. Consecuentemente, se insiste en las virtudes de la autoridad y su eficacia por encima de la libertad y el pluralismo, condiciones insustituibles de la democracia......
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