Xavier Caño Tamayo.
ATTAC Acordem
Ronald Reagan y Margaret Thatcher
iniciaron hace tres décadas una sistemática rebaja de impuestos a los
más ricos, tanto personas como empresas. Desde entonces no ha cesado
esa política de menos impuestos a los que más ganan y tienen. Y de menos
impuestos se pasó a más endeudamiento de los estados. Por eso un
político español pudo decir cargado de razón que “a los gobiernos les
cuesta menos pedir prestado que subir los impuestos”. Aunque, para ser
exacto, debería haber dicho que los gobiernos prefieren endeudarse antes
que recuperar el sistema de impuestos más justo que había hace treinta
años. Por lo visto, no hay que molestar a los ricos.
La crisis de la deuda en Europa y sus
feroces consecuencias sociales tienen todo que ver con el adelgazamiento
progresivo de la fiscalidad y con el fraude fiscal. Mucho más que con
excesos o irresponsabilidad en el gasto público.
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