Fernando Lamata (psiquiatra), José Antonio Poncela (economista) y Ramón Gálvez (neurólogo)
Público
Con la coartada de la crisis económica algunos partidos políticos y
fuertes intereses económicos están cuestionando la sostenibilidad de la
sanidad pública. En Catalunya, Castilla-La Mancha, Galicia o Baleares
han comenzado recortes y copagos, deteriorando la calidad y quebrando la
equidad del Sistema Nacional de Salud.
Es preciso insistir en que el gasto sanitario público en España es
adecuado a nuestro nivel de renta. Con datos de la OCDE de 2011,
referidos a 2009, España gasta el 6,99% del PIB. En Francia, el 9,2%; en
Alemania, el 8,9%; en Reino Unido, el 8,2%; en Italia, el 7,4%; en
EEUU, el 8,3%. Es decir, nuestro gasto sanitario público no es
exagerado. Además, con ese gasto se ofrece una atención de buena calidad
(hasta ahora), para toda la población, con unos resultados excelentes
(mayor esperanza de vida, menor mortalidad infantil, mejor sistema de
trasplantes del mundo, etc.). El gasto sanitario público en España se ha
mantenido estable en 2010 y 2011.
El desequilibrio del presupuesto público en España se debe sobre todo
a la disminución brusca de los ingresos en los años 2008 y 2009. Para
lograr financiar el gasto público es preciso que los ingresos fiscales
en España sean similares a los de la UE-27, en torno a 8 puntos más de
PIB. Por otro lado, es preciso revisar el sistema de financiación
autonómica buscando una financiación suficiente de la sanidad, con un
gasto por persona equivalente. Y, en todo caso, se debe seguir mejorando
la eficiencia a todos los niveles: potenciando la prevención de las
enfermedades y la promoción de la salud, mejorando la coordinación,
evitando duplicidades, evaluando la eficacia de las prestaciones y las
indicaciones, y gestionando adecuadamente la demanda....
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