miércoles, 4 de enero de 2012

En manos del idealismo económico

Albert Recio Andreu
Mientras Tanto
 
I
Los idealistas están tan enamorados de sus ideas que piensan que la realidad es tal como la imaginan. Esperan que el mundo real se adaptará a sus iniciativas. Lo único que falta es voluntad y decisión para aplicarlas. Al coste que sea, aunque los primeros de pagar peaje suelen ser las personas que cuestionan su maravilloso mundo ideal. Al coste que sea, aunque al final ellos mismos acaben experimentando la dureza de haber confundido la realidad con sus intereses. Pero antes de llegar a una crisis final los grandes idealistas muestran una enorme capacidad para traducir los datos que obtienen de la realidad a su propio esquema analítico. Los idealistas convencidos son gente tenaz, que no se desanima a la primera sino que tienden a adaptar sus percepciones a su esquema inicial. Todo sea para alcanzar su objetivo final, que estiman perfecto. 
 
Todas las grandes construcciones idealistas de la humanidad han adoptado estas dinámicas. Empezando por las grandes religiones, siempre dispuestas a imponer sus criterios ideales de moral al resto de los mortales, siempre en conflicto con los avances del conocimiento y la razón. Tampoco se han escapado de esta dinámica muchos de los grandes proyectos políticos laicos. Ni la izquierda defensora de la razón pudo escapar a la deriva stalinista que fue, entre otras cosas, una desastrosa experiencia de idealismo autoritario.
 
No parece que a la humanidad le sea fácil escapar al poder de los grandes idealistas y cada cierto tiempo millones de personas se ven sometidas a la irracionalidad que impone alguna variante exitosa de idealismo.....
 
 

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