Editorial
Desde el fin de semana
pasado, en Valencia, la Policía Nacional de España ha venido reprimiendo
con violencia inusitada a los estudiantes que protestan contra los
recortes a los presupuestos educativos emprendidos por el gobierno
derechista que encabeza Mariano Rajoy, quien busca de esa manera
satisfacer las exigencias de la Unión Europea y de los organismos
financieros internacionales antes que cubrir las necesidades sociales y
garantizar derechos fundamentales.
En sus intentos por desalojar a los inconformes –padres de familia,
profesores, alumnos y parlamentarios– de las calles y de varios centros
de enseñanza, las fuerzas del orden lesionaron a decenas de personas,
arrestaron sin justificación a estudiantes menores de edad, zarandearon a
periodistas y desataron persecuciones judiciales con base en cargos
que, según han demostrado en varios casos grabaciones de video, son
inventados. Lo que muestran los videos, en cambio, es que con frecuencia
los elementos antidisturbios la han emprendido a golpes contra personas
que no cometieron más falta que encontrarse en los sitios en los que se
desarrollaron las cargas policiales. Una expresión que ilustra la
actitud encarnizada de la policía manifestantes es la que empleó el jefe
policial Antonio Moreno, quien se refirió a los manifestantes como
el enemigo. Para mayor exasperación ciudadana, ese funcionario describió la actuación de la policía como
una respuesta comedida y mesuradaa supuestas
acometidas físicasde los movilizados en defensa de la educación.....
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