José Martínez López
Apuntes para la reflexión sanitaria
Privatizar es «transferir una empresa o actividad pública al
sector privado» (RAE). Externalizar no es un vocablo recogido en la RAE, sino que es una
adaptación al español del concepto “outsourcing” [1], el
proceso económico en el que una empresa subcontrata algunas tareas propias a
otra empresa externa mediante un contrato, para obtener ventajas
competitivas como menores costes salariales mediante la
contratación de servicios para la empresa en el exterior de la misma.
En definitiva, consiste
en movilizar recursos hacia una empresa externa a través de un contrato.
De esta forma, la compañía subcontratada desarrollará actividades en nombre de
la primera. Esto provoca precariedad laboral de los subcontratados y la destrucción de puestos de empleo de calidad en la
economía nacional de la empresa contratante[2].
Este invento nació en Estados Unidos en 1989, como un intento, de las
empresas para reducir sus costes fijos consiguiendo al mismo tiempo flexibilizar
su estructura productiva y optimizar el uso de recursos (efecto Kodak).
El problema está en que la empresa contratada no comparte la
cultura de la empresa, no conoce a los trabajadores, ni la forma de trabajo y,
además, no hay un compromiso moral de un trabajo bien hecho, dado que es una subcontratación,
es decir, no forman parte de la empresa[3].
Si esto es en sí mismo un
serio problema, cuando la externalización se produce entre el sector público y
el privado se presenta un serio conflicto de valores éticos y no hay que
olvidar que estos son los que acompañan en cada actuación que se hace en el trabajo
y permiten orientar, no dictar o imponer, el comportamiento de los empleados[4]
(recomiendo la lectura de este artículo).....
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