Attac Madrid
Raro es el día que no escuchemos algo relacionado con los mercados:
Las preguntas ¿como fueron los mercados? ¿como están hoy? ¿que se espera
para mañana? resuenan con voz propia dentro del vendaval de información
y opinión .En general la ciudadanía asiste a este hecho, con una doble
percepción. Por un lado siguen viendo a los mercados como aquella vieja
creación humana situada en determinados lugares físicos, de ámbito
territorial diferente,-(local, regional, nacional o internacional)-, en
donde se intercambian diversos bienes y servicios que dan lugar a
múltiples operaciones que permiten engrasar la circulación económica y
para que esta sea segura y fluida históricamente se hallan sometidos a
unas reglas o condiciones que tienen que cumplir.
Pero la historia reciente muestra, frente a nuestra antigua
percepción, que los mercados, concretamente los mercados financieros
constituyen un haz oscuro derivado tanto de la jerga que utilizan en la
que incluyen conceptos difícilmente explicables para la mayoría,
-hablan de productos sintéticos potencialmente tóxicos, opciones y
futuros etc.,- solo accesible, como dicen los castizos, para
enterados. A su vez llama la atención su comportamiento, pues aunque los
movimientos de precios que se producen dentro de ellos puedan
derivarse de informaciones que puedan generar temores a los actuantes en
el mercado, por ejemplo la posibilidad o realidad de una mayor
debilidad en el crecimiento futuro o presente, o la quiebra total o
parcial de algún país etc.- existen , a veces, violentos movimientos de
alzas y bajas de cotización que parecen injustificables por no haber
nuevas informaciones que presagien los mismos. Por último preocupa a la
ciudadanía las señales que emiten que parecen desprender un “torrente
de lava” que de no controlarla pudieran convertirse en un fuego que
arrasara el edificio, o al menos parte de él, sobre el que se asienta
la estructura socio-económica vigente y su permanencia en el futuro en
los distintos países....
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