La Jornada
Roma y Sao Paulo. En Eldorado, una
de las favelas más pobres y de nombre más engañoso en Brasil, niños de
ocho años juegan futbol en un trozo de terreno que antes era conocido
por las bandas de narcotraficantes y el hambre. Aunque su aspecto es
saludable, no refleja la realidad. Terminado el juego, se reúnen en
torno a un costal de plátanos, junto al pavimento.
“En la escuela les dan una comida completa a estos chicos cada día
–explica Jonathan Hannay, secretario general de la Fundación Niños en
Riesgo–, pero en las vacaciones vienen acá en ayunas, así que les damos
plátanos: son llenadores, baratos, y estimulan el cerebro.”
La desnutrición solía estar muy extendida en Eldorado, pero nadie la veía. Hoy ha disminuido y, sobre todo, ya no está oculta.
Como se ha vuelto visible, la gente hace algo al respecto
Si los niños de Eldorado comen mejor hoy día, se lo deben en parte a
José Graziano da Silva, quien encabezó la campaña oficial Hambre Cero,
que ayudó reducir en más de 33 por ciento el hambre en el país más
grande de América Latina. Ahora quiere aplicar en un ámbito extenso las
lecciones aprendidas: recientemente asumió la titularidad de la
Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO). Y tiene mejores probabilidades de éxito que sus antecesores, pues
su nombramiento coincide con un viraje en la forma en que el mundo
aborda el combate al hambre.....
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