El País.
Exigir tasas delegaría en el enfermo la valoración de su dolencia y
le culpabilizaría por su situación, además de no resolver el problema
financiero.
De forma recurrente, y con la misma carga argumental, a los políticos
les tienta la posibilidad de hacer gravitar sobre el paciente (más allá
de sus impuestos directos e indirectos, ahora aún más recargados) parte
del pago por la asistencia médica. Con el apelativo de tasas disuasorias o copagolos
responsables sanitarios, en esta ocasión de la Generalitat pero con
tentaciones de su implantación en todo el Estado, y con la complicidad,
claro, del departamento económico, anuncian que la implantación de dicha
tasa "regulará la demanda sanitaria" y se hará "un mejor uso del
sistema sanitario". Al parecer, la coartada argumental se basa en que
los pacientes "abusan" del sistema: es decir, abarrotan los servicios de
urgencia o las consultas ambulatorias con problemas menores que impiden
el óptimo funcionamiento de la asistencia.
En mi opinión la institución de tasas es temeraria, injusta e
ineficaz y refleja, además, no sólo una tozuda insensibilidad al tema
sanitario, sino una preocupante incomprensión de lo público, entendiendo
lo público en este caso como derecho y como servicio a la comunidad
enferma o potencialmente enferma.
1. La institución de las tasas es temeraria. En efecto,
dicha iniciativa delegaría en el enfermo la interpretación de su síntoma
y la valoración de la banalidad o no del mismo, que, a fin de cuentas,
decidiría la consulta o no de un profesional......
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