Interempresas
Para reducir el déficit en 40.000
millones, el Gobierno de España, presidido nominalmente por Mariano
Rajoy y en la práctica por Angela Merkel, ha tenido que subir impuestos y
va a realizar en los próximos meses dolorosos ajustes, eufemismo
político del término recortes. Ajustes o recortes, probablemente
necesarios, pero que van a laminar todavía más el débil crecimiento
económico y que afectarán negativamente las prestaciones sociales de
muchos, las condiciones laborales de algunos y el bolsillo de todos.
Bueno, de todos no. Hay un sector de la sociedad española que vive
cómodamente instalada en el paraíso. En el paraíso fiscal, se entiende.
Hablemos de fraude. Es enormemente
difícil cuantificar el volumen del dinero que debiendo ingresar en las
arcas del estado permanece opaco a pesar del creciente esfuerzo de la
inspección fiscal en perseguirlo. Un estudio reciente de la Universidad
Pompeu Fabra, de Barcelona, estima que el fraude fiscal en España
asciende a 80.000 millones de euros, justo el doble del objetivo de
reducción de déficit que tantos sacrificios nos va a costar. España es
uno de los países de la Unión Europea donde el dinero negro encuentra un
hábitat especialmente adecuado para extenderse y multiplicarse. Algunos
pensarán que esto es un tópico y que en todas partes se cuecen habas. Y
es cierto. Pero también es cierto que aquí se cuecen más. Un dato
esclarecedor: el dinero en efectivo, que en toda la zona euro es el 5%
del PIB, en España es el doble. Un 30% de los billetes de 500 euros
emitidos en Europa circula en España. Algo habrá que hacer para corregir
este exceso y situar la economía sumergida en una magnitud razonable......
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