sábado, 11 de febrero de 2012

De la indignación a la revolución

José López 
joselopezsanchez.wordpress.com/
 
El imprescindible salto del 15-M.
El año 2011 pasará a la historia como aquel en el que la chispa saltó. La indignación generalizada surgió en el Estado español alentada por la crisis capitalista y por las revoluciones incompletas de algunos países árabes y de Islandia. El movimiento 15-M influenció a su vez al resto de países del llamado Primer Mundo hasta alcanzar al corazón del imperio capitalista. No cabe duda de que ha sido un gran logro de los indignados el haber, por fin, despertado a una parte del pueblo, el haber incluso traspasado fronteras. Es obvio que cuando miles de personas reclaman en las calles cambios sistémicos, la democracia real, se está ante los inicios de un posible proceso revolucionario. Lo que diferenció al movimiento 15-M español de las revoluciones árabes era que se combatía contra la falsa democracia, la oligocracia disfrazada de democracia, en vez de contra una dictadura más burda, menos disimulada, como las existentes en Túnez o Egipto. Lo que diferenciaba al movimiento 15-M respecto de las protestas griegas era que, además de reivindicar una salida distinta a la actual crisis, se daba un paso adelante y se reivindicaba otro sistema, una democracia verdadera. Este importante salto cualitativo posibilitó el surgimiento del movimiento estadounidense “Occupy” que reivindica el poder del 99% frente al 1%, es decir, la democracia real dicha de otra forma. 
 
Por primera vez en varias décadas estamos ante un movimiento popular anticapitalista de cierto calado (cada vez más anticapitalista, cada vez más conscientemente anticapitalista), que empieza a organizarse (incluso internacionalmente) y a plantarle cara a la iniciativa del capital (llamada neoliberalismo) que ya lleva entre nosotros cierto tiempo y que se ha agudizado a raíz de la actual crisis. La lucha de clases se recrudece pues las clases bajas empiezan (muy insuficientemente aún), por fin, a defenderse del ataque de las clases altas, pero dicha lucha adopta nuevas formas...
 

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