Daniel Raventós
Diario de Mallorca
La realidad económica y las
políticas puestas en funcionamiento por la mayor parte de gobernantes de la Unión Europea están
abocando a millones personas a una situación desesperada. El gran economista
Michael Hudson escribió ya en octubre de 2010 en la revista New Economic
Perspectives que las políticas practicadas por los gobiernos se estaban
sirviendo "de la crisis bancaria (generada por préstamos inmobiliarios de
mala calidad y por la morosidad, no por unos costes laborales altos) como
ocasión para cambiar las leyes y permitir que las empresas privadas y los entes
públicos puedan despedir de barato y más discrecionalmente a los trabajadores,
así como reducir las pensiones y el gasto social a fin de pagar más a los
bancos." El gobierno actual del Reino de España ya ha puesto en marcha una
medidas económicas y ha anunciado otras, incluida la reforma laboral, que
siguen insistiendo en más de los mismo. Los 5,3 millones de parados según la
última EPA sirven, aunque pueda parecer increíble, precisamente de pretexto
para estas reformas. La decisión de contratar a trabajadores las empresas las
toman teniendo en cuenta muchos factores, no solamente la legislación laboral
del momento. Bien distinto es que se aproveche esta terrible situación de
desempleo para atacar las condiciones de vida y de trabajo que la población
trabajadora había conseguido en momentos más favorables. La reforma laboral
juntamente con la política de "austeridad en el gasto público", son
las guías de este gobierno, así como la de los otros gobiernos de la UE. Paul Krugman decía a
principios de año (El País, 8-1-12): "Necesitamos más, no menos, gasto
público para sacarnos de la trampa del desempleo." Y como Krugman son
muchos los economistas que han llegado a esta conclusión, y algunos ya habían
llegado a ella mucho antes que el Nobel de Economía de 2008. No los gobernantes
de la UE.
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