Público.es.
El problema con la drástica reducción de los presupuestos públicos
para I+D no es solamente que suponga renunciar a una inversión de
futuro. Esto pasa también con la inversión en infraestructuras
materiales (trenes, carreteras, aeropuertos): pueden ser importantes
tanto por su peso actual en la actividad económica como por su eventual
rentabilidad a medio plazo, y a pesar de ello podemos aceptar que, en
épocas de vacas flacas, hay que hacer sacrificios y postergar algunas
inversiones que hasta hace poco nos parecían imprescindibles.
El problema con los recortes en ciencia y tecnología (como por otra
parte sucede también en las áreas de educación, sanidad y gasto social
en general) es lo que significan respecto al tipo de sociedad y de
sistema económico que deseamos tener en el futuro. Si optamos, por
ejemplo, por una economía de servicios tradicionales, como es en gran
parte el turismo de sol y playa, o basada en la especulación financiera o
en el urbanismo descontrolado, no parece que para ello necesitemos
hacer ahora un gran esfuerzo en I+D. Incluso es posible que salgamos de
la actual crisis económica y encontremos un acomodo dentro y fuera de
Europa que nos permita seguir viviendo a base de importar tecnología,
exportar nuestra mano de obra más cualificada y enajenar nuestro
patrimonio natural y cultural poniéndolo al servicio de las nuevas
industrias del ocio, el juego y las máquinas tragaperras. Todo es
posible.....
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