miércoles, 4 de abril de 2012

Las revoluciones árabes, un año después

Óscar Chaves y Gladys Martínez (Redacción)
Diagonal.
 
Presentamos una panorámica de la situación de algunos países cuyos pueblos se levantaron en 2011 pidiendo democracia.
 
Todo empezó en Túnez el 17 de diciembre de 2010, cuando el joven Mohamed Bouazizi prendía en su cuerpo la que sería la llama de la revolución de los pueblos árabes contra regímenes dictatoriales y corruptos, a menudo apoyados por Occi - dente en nombre de la estabilidad y la lucha contra el islamismo. Co - menzó como una revuelta desesperada por el trabajo, contra la corrupción y por un desarrollo económico y social de las regiones más deprimidas, y se trocó en una revolución popular que pedía también democracia, libertad y, con un paso más, el fin del régimen. La caída de Ben Ali, el 14 de enero de 2011, 300 muertos y 1.200 heridos después, marcó un punto de no retorno para los pueblos árabes, y en primer lugar para el tunecino, que inició ese día la larga lucha por una verdadera transición.
 
Un año después, tras haber tumbado dos gobiernos interinos, haber logrado la disolución del partido de Ben Ali a golpe de manifestaciones, haber impuesto unas elecciones a una Asamblea Constituyente y haber reavivado las luchas laborales y contra la presencia del antiguo régimen en las instituciones, los tunecinos siguen luchando hoy por construir un país nuevo. En octubre, el partido islamista Nahdha ganó por amplia mayoría las elecciones a la Asamblea Constituyente y formó un gobierno en coalición con el nacionalista Congreso por la República y el socialdemócrata Ettakatol. Pero su promesa de hacer una Carta Magna en el plazo de un año es ahora una duda, después de que en la ley conocida como “la pequeña Constitución” no se estableciera un plazo para acabar la misma, y desde hace un mes su elaboración parece estancada en un debate polarizado entre islamistas y modernistas sobre la posibilidad o no de incluir la sharia como fuente de derecho en la Constitución.
 
El pasado 20 de marzo, decenas de miles de personas se manifestaron en la capital por una Túnez “civil, moderna y sin referencia a la sharia”, mientras que los salafistas, un grupo reducido pero que ha lanzado ataques contra todo lo que en su opinión es contrario al islam, trae de cabeza al país ante la actitud cuando menos pasiva de Nahdha. El debate sobre la sharia “ocupa todo el espacio mediático y político, mientras que no se tratan los temas económicos que afectan al país”, explica el arabista tunecino Farouk Jhinaoui, quien hace referencia a las continuas movilizaciones sociales en las regiones más desfavorecidas, como en Redeyef, Sidi Bouzid y Gasserine, donde se encadena huelga tras huelga desde hace siete meses contra la marginalización territorial, por el desarrollo económico y por el empleo.....

No hay comentarios: