martes, 24 de abril de 2012

Rapa Nui, moais y recortes sociales

Antonio Aramayona – ATTAC CHEG Aragón
El Periódico de Aragón.
 
Hace unos 1.600 años, una tribu polinesia descubrió y colonizó la isla de Pascua, a 3.700 kilómetros de Chile, sobre la que Kevin Reynolds hizo una película en 1994 titulada Rapa Nui, en la que cuenta unos hechos históricos discutibles, pero con un tema central bastante seguro: la destrucción de los inmensos y ricos bosques de la isla por parte de sus habitantes.
 
Al parecer, tal deforestación pudo ser consecuencia de la construcción de enormes estatuas de piedra (moáis) de hasta ochenta y cinco toneladas y once metros de altura, que llevaron a los aborígenes a emplear una cantidad ingente de árboles como rodillos para el transporte de las piedras y como palancas para su levantamiento. Los habitantes de la isla de Pascua creían ser los únicos habitantes del mundo y estar en el centro del universo (de hecho, llamaban a la isla Te pito o te henua, que significa “el ombligo del mundo”) y seguramente se sentían orgullosos de su obra: unas mil estatuas ciclópeas, de las que aún podemos admirar hoy más de seiscientas.
 
Árbol a árbol, talando sin cesar sus bosques, fueron quedándose sin fauna, sin flora y sin recursos. Con tal destrucción les llegó la hambruna, dada la erosión del suelo y la falta de madera, de tal forma que de 100.000 habitantes apenas llegaban después a 7.000. En Rapa Nui no quedaron bosques, animales y apenas seres humanos, pero sobre todo desapareció la identidad de un pueblo: la historia tiene de vez en cuando silenciosos agujeros negros que engullen todo lo que encuentran (en este caso, el pueblo y la cultura del pueblo de la isla de Pascua).....
 
 

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