miércoles, 4 de abril de 2012

Presupuesto de 2012: un cuento para no dormir

Albert Recio Andreu
Mientras Tanto.
 
I
No podía esperarse otra cosa de este gobierno y en este contexto. El presupuesto de 2012 constituye un plan de ajuste en toda regla: reduce drásticamente el gasto público y contiene un claro sesgo reaccionario en la composición del mismo. El efecto final será más grave por cuanto al recorte del presupuesto estatal hay que sumar el que aplicarán las Comunidades Autónomas y las corporaciones locales. Dado que éstas concentran una parte importante de los gastos sociales —sanidad, educación, servicios sociales—, cabe esperar que el impacto social final sea mucho más radical.
 
A la hora de juzgar esta política conviene diferenciar dos planos: el macroeconómico —su impacto sobre el conjunto de la actividad económica— y el de su composición —sus efectos particulares sobre grupos sociales, actividades, etc.—.
 
En el primer plano, el macro, el diagnóstico parece sencillo. A corto plazo, los recortes presupuestarios van a deprimir aún más la vida económica y el empleo. De hecho, puede ya constatarse que en los últimos trimestres los recortes de las actividades públicas han afectado al empleo en sectores relacionados con el sector público y que su efecto multiplicador se extiende al conjunto de la economía. Es incluso dudoso que el presupuesto pueda conseguir lo que se presenta como su única justificación —la reducción del déficit público—, puesto que la caída de la actividad genera dudas sobre la capacidad recaudatoria real en los próximos meses. Además, puede agravar los problemas de endeudamiento privado....
 
 

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